Mi pasión por la fotografía se encendió en mi infancia, cuando recibí mi primera cámara como regalo de comunión. Sin embargo, fue en 2014, durante mi primer viaje al extranjero, cuando mi hermana me dejó su cámara, ¡algo hizo clic!, y fue entonces cuando empecé a sumergirme en el arte de capturar momentos.
Cuando regresé, me compré mi propia cámara digital, y así poder empezar a descubrir mi propio camino, y fue ahí cuando me uní al Club de Fotografía Callejera de Jota Barros. Allí enriquecí mis conocimientos y donde conocí buenas amistades.
Hoy en día, continúo en mi viaje de aprendizaje, y con cada disparo de mi cámara, busco narrar una historia, capturar una emoción e inmortalizar un instante.